jueves, 14 de noviembre de 2013

(Sin título)

Anduve por la casa, llena de libros y tesoros, mas carecía
de puerta alguna que me liberara. Un temblor y una cacofonía
sonaban...

Anidaba cálido sujeto a muebles viejos.
La vitrina, el librero, con su madero me acogían.
Sin ningún miedo, la realidad nubosa, lejos.

Por vez primera puertas y ventanas se abrían, con luz
cegadora cien recorrería, pero sólo una...
Un temblor y una cacofonía sonaban...

Di un paso, cegador, mil estrellas que pronto efluían
sobre nuestro cosmos, diminuta niña, ¿tan grave?
Difiriendo tiempo, retorciendo mentes, diluían.

La risa y sus ecos, nueva compañía. Las demás puertas se han
cerrado, más manijas hay donde antes no. Un temblor y una
 cacofonía sonaban...

No evitan las sombras que andemos juntos, con la llave
 el sacrificio las penas que no vemos unidos,
 mas sí nuestras almas, fe en nos siempre será la clave

Se aceleró el andar. Sol y Luna fluían incansables.
Un temblor y una cacofonía sonaban...

Animados, inconscientes, parecen lúcidos
 en el presente que sobrelleva insignificancias,
inexpugnables, endeble ante el destino, mentidos.

Nada de esto será así, el sueño se agota. Cuadros ocultos toman
 forma; yo no soy sólo ahora...
 Un temblor y una cacofonía sonaban...

Ruido acecha acelerando la brisa, inconsistencias
liberan la presión, difuminan las sombras, obran
nuestro ser estigmatizado en finas experiencias.

Un crujir celestial, sé que algo me hiere. Mirando al vacío, y más
allá. Un temblor y una cacofonía sonaban...

Gasto tiempo en descifrar, cuando sentir y errar cobran
sólo en el camino, anduve yendo por tu suspiro
cuando sé que hoy te he de encontrar, anhelos zozobran.

Perpetua niña, eres en mi mente. Sé que no tiene que ver sólo con
hoy, sino con siempre. Un temblor y una cacofonía sonaban...

Amalgama de impulsos bañan la linde. Conspiro
 contra lo drástico, todo goza de incertidumbre
en el universo siendo nacer sólo un deliro.
Hallar nuestro entender, tú, cielo que aspiro, la cumbre.





jueves, 4 de julio de 2013

Esencial efímero

Aquello era lo que descubría
sobre mi vida perpetrada
por tus infinitos recuerdos,
inconsciente ante tu respiración,
y tu mirada...

¿Cuándo fue que comenzó?,
¿O siempre conmigo estuvo?
¿Seguirá más allá de la muerte de la última estrella,
o me desvelarás pronto junto yo con ella?

¿Será a principio de mes o
quizá un fin de semana?
Como nos extraviamos cada noche,
¿o después ya de una llamada?

Ignorando lo que escondes.
¿Qué son tus sentimientos?
Y yo sin convencerme de lo que veo,
de lo bello que son tus ojos,
y el cómo admiras
a este tonto que responde.

Somos excusas para los sueños
que tenemos de nosotros mismos.
De creer haber perdido, 
ignorantes, el recuerdo
de nuestras vistas por primera vez.

Con tu angustiada presencia,
y el desafío,
tu perdida al principio,
y lo mismo yo por mi parte.

Creer nos extraviaríamos,
pero no iría a dejarte.
Todo siguió con un "usted"
y conmigo en risa,
ya sólo a esperarte.

Reaccionábamos, 
pero sin mencionarlo,
sin entender hasta el día de hoy qué hacemos
cada vez que estamos juntos, ¿qué?

¿Aprovechamos el tiempo?
¿Lo desperdiciamos?
Yo no sé qué es lo que sucede,
quizá te conocí de antes,
en el ardor que consume mi vida,
parte por parte.

Pero siempre regresas,
siempre volvemos.
sin motivo,
a pesar de haber cambiado
y decir hoy:
"no, ya otros fuimos".

¿Será que ya sólo me queda amarte?

Parecer ligero

Alguien agitó una mano, quien sea.
Se acrecentó el viento, una corta odisea.
Atraviesa mar,
ruinas, montañas.
Se inquieta conmigo el prado, y te encuentro,
mirada al sol.

Se revela en ti la fascinación.
Se dilatan tus pupilas, y pasión
en esos labios
lacónicos
que bajo mis suspiros idearon el
silencio tuyo.

Te yergues sobre el mundo, su fin nimio,
sobre toda vista, y tu paso eximio
anda por helar,
prisa y ni esperar
el sueño que tengo, olvidando que fui
tu brisa un día.

Rumbo

Neblina asustaba, anda suspendida.
Una ría agitada, ¿por qué se esconde?
Me empuja a lo acotado, ¿está perdida?
Abrupta en sitios, calzada al norte.

Me soslaya incierto en su fluído aporte.
Flanqueado por emociones, delitos
por perversiones, nada que conforte.
Viviendo intenso y sin ser recíproco.

Siento un grito reminiscente, me ahoga.
Desborda a la manía, a lo único a exhortar
paralelos quejumbrosos, dialoga.

Queda un arroyo y una gran cuenca a guiar,
regresa escondido, en nadie desfoga,
ni un chapoteo, más ya no va ha despertar.

Lúa relego

Corría entorno a la intemperie. Aullaba yo
olvidando el tiempo. Hoy vientos de mayo
por fin se avecinan.
Nula su estima
y ya se esconde el desazón semblante,
corría tu voz.


Me sacude un halo innatural y tosía,
ardía y me extasiaba, una fiebre baldía.
Me agobia el sur,
hiel dirigías tú
bajo tus noches, postrándome blanco en
la incertidumbre.


Mi corazón agitado, tormenta
llegas por mí, y yo débil. Creces lenta
torturándome,
y saciándome...
Como una fiera tuerta ruges con
mi presencia, amas.

Y sin importarte nada golpeas, no
te contentas, me sangras y no en vano
anhelas fuego,
un mundo negro
y sin caricias, sin tu presencia, sin
miel, ni pleitesía...


Caíste en la penumbra, y fuiste perdida
entre lobos, lar de tu alma, sin vida.
Misericordia,
esa tu agonía.
Ya no me conoces, y te recuerdo,
ay, en cada día...

Intemperie personal

Susurrando entre las antiguas llamas,
rodeado oscuro sobre muertas ramas.
Trastornado voy
y difuso estoy
en este erosionado risco lúgubre
que el cielo marchita.


Gaviotas acompasadas, febriles
visiones, vacíos recuerdos, estériles
emociones. Ríos
secos, un céfiro,
creándome en la mejilla desvalida
corintas caricias.


Plegarias a la almohada. Mil tormentas
se avecinan, magulladuras violentas,
las del fino exiliado,
sentir extraño
que en noche me visita, olvidado.
Frío y desolado.


Sin perdón se detiene la dinámica
sujeta al regocijo,  la anímica
de esta mi mente
perversa. Creer
entre el tiempo perenne; ¿vida, es que
ya te has trazado?

El caballero lavanda

Bajo un andar cabizbajo y pensativo
entre nuestro vasto arenisco
y el campo de estrellas.
Susurrando al capote 
que somos nos  y el silencio, 
que nos aguarda el horizonte...

Aprisionado entre las riendas, 
y  el vil sueño que me elude,
contemplo mi vida, esos amores,
se reflejan en el albor...
Se sacuden.

Guiado al son de los cascos, 
el tintinar del hierro, 
el fin de un solo cantar.
Recordar cada tris desesperante, 
cada aquel del cual he de suspirar.

Emergen sombras de mis memorias
que me acompañan al caminar,
jugando actos dantescos
que infligen en mi sentir, 
me nublan el juicio.
La gracia me ha de esperar.

Me acaricia quizá por última vez la brisa,
consolándome ante mi partida.
El mar que con el sol me viera,
cabalgar desde mis primeros días, 
romper lanzas, luchar por fe 
en tristeza, y en juvenil alegría.

Volteando el rostro sereno
hacia  la malva perpetuidad, 
cruzaría una saeta
como un preludio voraz,
un cometa, 
es la espada del amanecer.

Un galopar al destino.

El calamar en la arqueta

Un picor agobiante la inexistencia dejaba,
un ardor incesante,
una incomodidad no deseada.
Montones de agonía tras mis extensiones apartadas,
en el recuerdo un sollozo inquebrantable
al son de cada perforación irremediable
mi mente desviante que moría.

Lobreguez pesada y oxidante.
Cosquilleos irregulares,
los de mi compañía inevitable,
los de mis sabrosos amigos,
cálida y dulce.

Al tacto paredón y hollín
incluso en fierros fríos.
Resplandeciente visitante-
¡Qué dolor el que me traía!,
y más inútil me dejaba,
mi liso curtido que ver partía.


¡Yo soy mas nada que fétido usted lo sabe!
¡Sólo suyo, le pertenezco!
¡Nací quién sabe en la salobridad,
forraba antes terciopelo...
¡No! ¡Era un acto que emprendía!
¡Qué dolor! ¡Siempre fui suyo, lo merezco!


Nací vejado, esa mi naturaleza era,
para mí no pasaba el tiempo,
sólo cansancio conocía,
mis lapsos de suplicio, mi verdura.
No hubo en mí nunca ni gracia ni ternura.
Sólo aquí marchitez y la guedeja nívea,
con belleza hostil la mía que perdura, 
un sufrir.

¡Hasta llegar el sonar, otra vez!,
acelerando mis latidos.
Pasos agigantándose
y mi agonizante ansiedad delirante,
el pánico desatado que ante la esquina
fetal me engullía...
Infringiendo mis barrotes el brillor
que me cegaba.
¡Pero yo no me he portado mal!

Ya que un poco de cuero hoy me recogía.

sábado, 29 de junio de 2013

Lid adormecida

Era una suplica humeante
de orquídeas y cristalinas aguas,
corruptas, bajo el horizonte doloroso.

Agitado el viento tras una flagelante batalla,
con risueñas olas de fieros rezos inmersos.

Sangrienta encabritaba
la bandera que rebozaba,
en noble miel perdida,
alerta y atendida...

Suspenso y doloroso,
aire denso y espesoso.
Suplicio y tristeza,
sumada añoraba a los buenos aires
la victoria.

Opaca en atardeceres purulentos
donde nadie comprendía;
el sol vistoso,
alegría, para quién sería.
Para nadie, es espantoso.

Aún risas se escondían, en lo violento,
qué agonía.
Tras las lanzas y bellotas que caían,
en otoños perecederos que palpitaban,
el helar enajenado,
el suspenso que repetía.

Y aún alejado estoy,
cosa que comprendía,
el que pronto estaría en casa,
el que pronto te atendería,
con tu ser resplandeciente,
y que en la mañana me esperarías,
llegar por la portada,
y llorar hoy por alegría,
no en batallas que otros exigen.

Fuego se asomaba a lo lejos,
y a la realidad me llevaría.
Mirada a medio reflejar sobre mi sanguinolento mandoble,
y el movimiento de mi brazo tembloroso,
perdido en aquellas interminables esperas,
de un siguiente enemigo que avecina,
levantando la vista que se acerca,
quién sabe el final
de una tormentosa vida.

jueves, 27 de junio de 2013

Guijarro silencioso


Una suave brisa atravesaba
tras una lis cornisa, un arrullo.

Con ecos y cantares de aguasnegras,
frío, sed y cornezuelas, un capullo.

Carbonífero y oscuro,
peste vil, despojo suyo.

Sin sentimientos y ni un refluyo.
Caed fiel a las penumbras,
tu muerte negra que perturba.

Son de máquinas y calaveras,
triste seta que mascullo...

martes, 25 de junio de 2013

(Aún sin nombre)

En la oscuridad plena, frío y sin virtudes, caería por primera vez ante tu oscilante mirada...

"Es bajo la niebla entumecida
que se quiebra el silencio y se oxida
allí... el desencanto.
Con un resplandor
suspenso del infinito inverso y
su triste paso." 

¿Fue que aquello era una ilusión?, pues el tiempo siguió con lo suyo, y sin sorpresa...

"La brisa traería un sueño profundo,
con una sirena de otro mundo
en albinegro,
mientras espero
sin esperanzas las ascuas de lo
irremediable."

Con una aparición inesperada, en los lares del domino de la letargia
del tiempo...

"La marea se detendría ante mi voz,
con tu rostro tieso, sujeto a la hoz
difusa de lo
nuevo e ignorado.
Sería un toque a tu esencia, un saludo
y reverencia."

Antorchas y vapor se contemplan sobre el agua, entre el polvo de estrellas y la
ausencia del alba...

"No te hallas aquí, junto a la ansiedad
y junto a mí, luchando por piedad
y sin comprender
lo inevidente
que sería mi alma, sosegada hoy por
tu ajena imagen." 

lunes, 24 de junio de 2013

Las ascuas de lo irremediable

Muero ante el frío voltear de tu rostro
al verte a los ojos y hallar a otro
en tu mirada.
Pena desata
tu indiferencia en mi alma azotada,
y mi amor tuyo.

El querer revertirlo y no hallar la
salida, evitar dejarte sola
sufriendo el vacío.
Lucha conmigo
por un mundo mejor, uno bello
y no cautivo.

Anhelo los momentos junto a ti, 
ida tu dulzura cuando partí.
Sufrir, nada más.
Quedó para mal
la incertidumbre, un latir fúnebre,
y oh... la costumbre.

¿Qué será hoy de mí que no te encuentro?
Andas perdida y yo un espectro,
un ser errante
nada notable,
que te escribe a ti sin beneficio
y tú sin arte.

Bajo dominios de la imaginación
y la sonriente desesperación
no hay alternativas, 
ni verde oliva
al día siguiente, sólo arduo dolor
par al olvido.

domingo, 23 de junio de 2013

Aíon apreciado


La aguja corre despampanante, 
brisas se pierden en mi delante, 
en frío secreto
acecha el viento
y bajo sus brazos espera el sol,
sin miedo, pasión.

Soberano se es de mente y cuerpo,
pero yo más allá de ello pienso
controla vida
y la respira,
suspira, sigue ciego hacia el desvío,
luce hoy vil sombrío.

En incógnita vive, hay esperanza,
vive asidua fiel a una añoranza,
cierra los ojos
que llega de a dos
el destino que siempre regala, 
una sorpresa.

Augurio del fin


Aún bajo relatos andaba yo ínfimo
en experiencias, carcajadas lucho
desconocida, tú paz de rostro íntimo.


Son nuestras sonrisas, veo de ellas mucho,
siento hierba entre mis dedos, suave brisa
espero traigas vida que hoy te escucho.


Te recuerdo ante impulsos. Entre risa
y risa veo cosechadas alegrías,
un cielo de suspiros, basta prisa.




Acalorado el tiempo, memorias mías
de aquellos labios rojos, pálida piel,
y amplios ojos negros con los que me veías.


Espectros turban al amado fiel,
nubes de garúa y agrias muestras de vapor
fulminan indecentes color miel.


Cierta noche de dolor huye el calor,
se esfuma el consuelo, y ruge la angustia.
Ronda la muerte, se quema el negro amor.
Pruebo el infortunio, olvido fuiste mía.

Desencanto ulterior


En el medio del bosque, entre la espesa niebla y bajo una luna carmesí, se encuentra con ella… así que le dice:

"Fiera, tu belleza es enorme y tu alma negra innata…
¡No me morderás, por nada ensuciarás estás venas!
Comprenderás la angustia, el frío miedo que desata."



Su imagen es cada vez más clara, ya distingue su mirada y en ella su imposibilidad para las palabras… así que le dice:



"¡Vuelve a tu hogar!, aquí dejarás nada más que penas…
 Regresa a tu designio; ser guardián de la foresta,
 la de arándanos cobaltos, la envuelta en azucenas."



El brillo lunar los alcanza y con ella se esclarecen sus intenciones… así que le dice:

             "Ignora el haberme conocido, soy una utopía impuesta,
               no sacarás nada de mí, no soy yo el elegido…
               Nada en la vida es en vano, siempre habrá una respuesta."



El ambiente es una cuerda templada, ella aparenta ser una efigie de la inocencia… así que le dice:

            "Calma, que ante tu quimérico encanto he sucumbido.
              Intenté resistirme, pero mi amor a ti me ata,
              doblegaste mi alma, lograste un corazón abatido."



La escena se torna roja, ella aprovecha su manifestación y arremete, él se encuentra en agonía…así que le dice:

            "El dolor me es ausente, tu apatía es la que me mata,
              hoy la muerte está presente, nos veremos algún día.
              Me he ahogado en infortunio, vierto lágrimas de plata,
              te has quedado sola, escribiste un fin con tu alevosía."